Montando a caballo
Durante nuestra visita al pequeño pueblo de San José de Ayala, Guanajuato, México tuve la oportunidad de subirme a un caballo. Esto fue con la ayuda de un el cual sujetanba el caballo fuertemente y así estar seguro que este no saliera corriendo.
Aquí venos a Toño mostrándonos como de a deberás se montan los caballos.
La última vez que me subí a un caballo fue cuando tenía 16 años y al subirme en este me trajo muchas memorias de ese tiempo. En ese entonces, teníamos un caballo que se llamaba Potranco y una yegua que se llamaba Gringa; gringa era una yegua blanca y zarca; tenía los ojos azules. Esa yegua era dócil y amigable desde que la adquirimos. En cuanto a Potranco, en el principio él era temperamental ya que trataba de morderme y patearme pero a medida que el tiempo pasaba nos fuimos haciendo amigos. Llegó un tiempo que solo lo llamaba por su nombre y corría hacia mí.
Aquí vemos a rafa disfrutando un raite a caballo.
Mi mamá y yo tratamos de cruzar el rio en un atardecer (yo iba sentado atrás de ella; edad de cinco años). Para llegar a la orilla del rio teníamos que bajar como diez metros en una bajada inclinada. Después de unos pocos pasos, el caballo se resbaló y se deslizó hasta caer al fondo en un pantano de lodo. Cuando caímos, el caballo empezó a patalear y mi mama por un lado y yo por el otro luchábamos por salir del lodacero. En uno de esos instantes, miré hacia arriba y en la entrada de la bajada estaba la sombra de un hombre en un caballo negro. El hombre en caballo estaba vestido de negro con un sombrero negro y una pistola colgada en la cintura. Bajó de inmediato, nos ayudó a salir, caminó hacia arriba, se subió al caballo, y dio la vuelta como si nada hubiera pasado. Mi mama y yo quedamos atónitos.
Durante mi juventud si sabía andar en caballo. A diario, mi primo Beno y yo apostábamos quien llegaba al rio primero. La yegua colorada que el tenia era más veloz y el ganaba la mayor parte del tiempo.
Moi hijo de Rafa decidió también subirse al caballo y así disfrutar estos momentos alegres e inolvidables.
Moi continua montando a caballo
Cuando apenas tenía ocho años me caí de un caballo negro el cual me arrastró como cinco metros. No me arrastró más gracias a que la demás familia iba adelante. De Potranco me caí varias veces y esto fue por las carreras que hacía con él.
Mary en el Caballo
New!" of comments have already been left on our site. Have your say about what you just read! Leave me a comment in the box below."